8 de enero de 2007

Venganza.Justa.0.7

Me pregunto si el rostro de la muerte cuando viene en tu busca es igual que para el resto, resultan incomprensibles los parámetros en los que nos movemos, veo a dictadores morir en la cama, y a otros hacerlo colgados de una soga, o ante un pelotón de fusilamiento, bajo el plomo de las armas o en la placidez de la ancianidad, cansados pero orgullosos de sus obras, pero al final, los veo morir igual que al resto, no se produce ningún exorcismo en el que el mal sale de su cuerpo en el momento en que se les agota la vida, no hay luces rojas de neón, ni fiestas en el infierno, no hay fuegos artificiales que lleguen desde el hades, ni la tierra se resquebraja, ni un rayo furibundo parte la tarde en dos, simplemente sus cuerpos agotados se parecen a los de los demás animales que cada día se entierran, incineran, o devoran otros para alimentarse, quedan así, quietos, sin más,... muchas veces me he preguntado cuál es el auténtico significado de la muerte, y un día me di cuenta de que mi profesor de termología tenía razón, el único problema con la muerte es la entropía, y es verdad, la muerte es aquello que se vuelve irreversible, todo lo demás es seguir vivo.

La democracia ha llegado a un postrado, agonizante y moribundo Irak, los pobres mueren por las bombas de asesinos y militares invasores, los antiguos gobernantes reciben el apoyo del mundo para que no sean ejecutados a pesar de sus crímenes, sólo por macabra e hipócrita apariencia, negándose de palabra y obviando de obra. Tres monos en un templo budista se asean uno a otro mientras los que buscan venganza ya tienen sus tribunales. La única verdad es que muerto el tirano, ya hay sitio para el siguiente. (v.0.7.1)