14 de abril de 2009

DritteR

No necesito colores, ni dos, ni tres, ni uno, ni cuatro, quedaos con todos ellos, colgadlos de los balcones, de los más altos torreones, del alma de vuestros fusiles, del extremo de vuestros cañones, o si acaso de cualquiera de vuestros ajados y añejos pendones, que yo no los necesito, tampoco, las patrias, los países, las naciones, o los rincones de castillos con blasones, pues me bastan campos llenos de flores.

Que sí, que vale, que vosotros sois excelsos vencedores, altos, apuestos, galantes y con finos bigotes de grandes señores, que los otros son los ateos, los fieros, los malos, los perversos, los titiriteros, los bolcheviques, los masones, los maricones, los adulteros, los pecaminosos, los truhanes, los malvados, los cabrones ... todos ellos, bien juntos haciendo el hatillo de los perdedores. Pues así visto lo uno, visto lo otro, no esta mal caminar entre traidores, de aquellos que vieron mundos que otros creyeron infiernos, que no, que no eran perfectos, que eran sólo soñadores, de esos que a veces queman, de esos que a veces matan, como todos, unos, otros, pero también había decentes de esos a los que matan, de esos que no dicen como has de vivir tu vida, sino cómo quieren vivir la suya, de esos que creen que viva la cultura, antes que la muerte, de esos que de casados prefieren a los que se aman, benditos o pecadores, entre mujeres o entre hombres, de esos que creen que a cada dios se reza según la propia nobleza, no por ley ni por certeza, de esos que creen que la lengua que se habla, solo vive si se escucha, del oído, al corazón y dentro, dentro hasta la entraña, de esos que creen que el tiempo que se para te mata, que cada día pasado en el que poco o nada ha cambiado es un día apenas usado, de esos muertos quedaron a cientos y a miles, en cunetas, en campos, en barracones, en senderos, en montes, en valles, en sucios callejones, de los otros también, no te lo niego, pero el odio en unos ya ha muerto y en otros, en otros va en aumento.

Ahora que ya sabes, suma, que de uno con dos o tres llegas a cuatro, y con diez no haces decena sino casi una quincena, sí, esa es la fecha, y uno, y luego dos, y aún más, hacen ya setenta y ocho uno tras otro, uno con otro, qué sí, que sale eso, suma bien y lo leerás, apura, apura el paso que ya estamos a un año de que venga otro, otro igual, otro mejor, que está aún por llegar, otro abril y otras flores, de tres o más, tal vez de mil, sí, de mil nuevos olores.

1 de abril de 2009

En abril las flores se olvidaron de salir


Caudillo y desalmado.

Jurad, mi buen señor, aquí bajo esta sagrada cúpula.

Jurad, mi buen señor, aquí sobre estas sagradas líneas.
Jurad, mi buen señor, aquí sobre estas calladas piedras.

Jurad, mi buen señor, que no habéis conspirado.

Jurad, mi buen señor, que no habéis traicionado.
Jurad, mi buen señor, que no habéis matado ni torturado.
Jurad, mi buen señor, que no os habéis levantado en armas contra la libertad.
Jurad, mi buen señor, que no habéis encadenado a un pueblo por cuarenta años.
Jurad, mi buen señor, que no habéis destruido el futuro en tres años.
Jurad, mi buen señor, que desde el polvo africano no habéis volado para doblar al pobre y al desamparado.
Jurad, mi buen señor, que no habéis colmado cunetas y caminos de cadáveres olvidados.
Jurad, mi buen señor, que no entraréis bajo palio.
Jurad, mi buen señor, que no estáis equivocado.

Jurad, jurad tranquilo, mi buen señor... que de perjuros están llenos los cielos.
Descansad para siempre, descansad, bajo vuestra losa de granito, por los siglos de los siglos. Amén.