23 de diciembre de 2009

30.dekabrya-Den' obrazovaniya CCCP

Yo, ciudadano de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, uniéndome a las filas de las Fuerzas Armadas, asumo el juramento y solemnemente me comprometo a guardar los secretos militares y de estado, a guardar la Constitución de la URSS y las leyes Soviéticas, llevar a cabo sin reservas los requerimientos de todas las regulaciones militares y las órdenes de de comandantes y superiores.

Me comprometo a estudiar concienzudamente la ciencia militar, a preservar, en todo modo, la propiedad pública y militar y a permanecer leal hasta mi último aliento a mi Pueblo, mi Patria Soviética y al Gobierno Soviético.


Estoy preparado en todo momento, bajo las órdenes del Gobierno, a salir en defensa de mi Patria, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Me comprometo a defenderla con coraje y hábilmente, con dignidad y honor, sin preservar mi sangre y mi vida, hasta asegurar la victoria completa sobre los enemigos.

Si rompo este voto solemne, pueda ser yo severamente castigado por el Pueblo Soviético, universalmente odiado, y despreciado por la clase obrera.

Спасибо, камрад

2 de noviembre de 2009

Wir sind das Volk. Lied!

Qué felices nuestros 20 años, qué libertad la que logramos, qué muros aquellos que entonces derribamos.

Te acuerdas, esos que nos separaban del paraíso, de los logros del capitalismo, mírate ahora, tienes tanto entre tus manos, tu coche, tu casa, tu perro, tu dvd, tu baño, tu mp3, tu cd, tu radio, todo lo que te faltaba, ah, y la libertad, sí, es verdad, qué hombre tan afortunado.

Pero qué es eso que ahora rodea tu paraíso amado, no te suena conocido, mira bien, mira con los ojos que mirabas entonces, acaso no es el muro que no querías ver el que ahora quieres tener, ése que protege lo que tienes de los pobres y los desamparados, más alto cada vez. No dices nada ahora que las púas desgarran a los que trepan por el otro lado, porque tú ahora estás dentro, y fuera están ya sólo los vagos, los perversos, los malvados.

Olvidaste ossie, que cruzaste un muro que luego tiraste con tus manos, para levantar más tarde otro aún más alto, más grueso, mejor armado. Era ése tu paraíso ansiado, aquél en el que tú estás del lado del afortunado. Qué pronto has olvidado. Te creíste libre con el primer paso, dónde está tu libertad, dónde tu rebeldía, tu batalla, tu rabia, tu ira, dónde dejaste tu justicia, dónde, si vives al temor de perder tu jornal y entregas la mitad sin rechistar, si obecedes al poderoso que se jacta de ser tu amo porque todo te lo ha dado, le diste tu vida, tu dignidad, tu hado, y eres feliz siendo su esclavo con cadenas de cristal. De hierro, de plomo dices que eran las de antaño, y a pesar del dolor, del daño, corriste, luchaste, huíste, escapaste al fin, pero ahora callas y permaneces quieto porque sabes que el cristal se rompe con el timbre de una voz, y sabes que con el corte sangrará tu mano.


Ya no desfilas cada noche gritando, reclamando lo prometido y olvidado, porque crees que ya lo tienes, pero tampoco te quejas por lo que te han quitado, ahora callas, y esperas, tranquilo y sentado. Quizás piensas que es mejor así que volver al mundo que has dejado, pero y si este mundo fuera solo un paso más que aún no has dado, un caminar que aún no ha acabado, porque aunque no lo creas, hay otros Ossie que están esperando. Qué pronto los has olvidado!

Schlaf, Genosse, schlaf. Die Mauer wache über dein Traum!

1 de octubre de 2009

El viejo Dragón apenas duerme

Vuela el viejo dragón desde hace 60 años, alto, muy alto, desde el profundo mar. Sólo uno bajo el cielo, esa fue la voluntad del primer emperador. Tiene el dragón cabeza de ciudad y cola de campesino, cree el pobre occidental que un dragón necesita alas para volar y por eso le pide democracia y libertad, pero el dragón surca el cielo entre nubes y montañas, desde miles de años ya, con sus bigotes largos, con sus patas de garras, sin caer jamás al mar.

Vuela el viejo dragón a una sola orden, a una sola voz, con su piel de escamas brillando bajo el sol. La cabeza se alza buscando el infinito más arriba, más arriba, quiere llegar, su cuerpo se alarga, su cola parte el yangtse por la mitad, su cabeza pide más, cada vez más y olvida el otro extremo que de él cuelga al final.

Sabe la cabeza del dragón que si muerde su propia cola, no podrá volar?




29 de junio de 2009

Cuencos vacíos

Me miras desde el fondo de las cuencas de tus ojos, y me engañas con tu mirada, me mientes con tu boca desdentada y deslenguada, garganta de tráquea ausente y sólo hueso. Me dices que todo lo igualas, pero para unos llevas el filo de oro, joyas y plata mientras para otros es de cobre, herrumbrosa y oxidada la hoja de tu guadaña.

Mientes cuando llegado el momento callas y olvidas, a quien todo ha dado a quien nada tiene, a quien su vida ha regalado sin quedarse nada, sólo la sombra de un paraguas negro bajo el eterno sol de todo el año, a quien entre la miseria vivió para ayudar a otros a ser humanos, a dejar bien lejos el nombre de paria. A él, cuánto le has dado, un día, una hora, un montón de ceniza al viento, sin embargo a quien de oro vivió rodeado, al que sólo el canto ha dejado, el gesto estrafalario del vestir y el andar, envuelto en la absurda vanidad de la riqueza y el colmado, al que dio lo que le sobraba cuando de todo estaba saciado y sólo dio para comprar en sueños el amor que le hubo faltado, a ése le diste un día, dos, una semana, un mito, una leyenda, un hada, al otro el olvido, la tierra, y poco o nada.

Mientes siempre, cuando callas y cuando hablas, no me digas muerte que siempre igualas. Lo siento, Vicente, aquí está el segundo de recuerdo que te faltaba, sí, ya sé que tú no lo reclamas.

22 de junio de 2009

Mies de verano 22.06.41

¿A qué hora sería la madrugada de hoy?, ¿acaso no eran las 4?

¿Por qué tan pronto?, porque era verano, y en esa latitud el sol sale temprano, muy temprano.

¿Cuándo acaba una guerra?, ¿cuándo empieza?, ¿quién la gana?, ¿el que la termina?, ¿el que más mata?

¿Cuánto dura una guerra?, 34.003,5 horas, 2.040.210 minutos, 122.412.600 segundos, cada 6 segundos muere tu hermano.

¿Cuánto tardas en leer cada palabra?, medio segundo, un segundo, tal vez dos si eres espabilado..., bien, cuando hayas terminado, ¿cuántos habrían muerto?, ¿los has contado?, ¿aún no?, echa las cuentas, suma, resta, divide... así son las guerras, para grandes patrias, y también para las pequeñas.

Si quieres puedes olvidarlo, creer que cinco años se ganaron en un par de playas de Francia, que los más listos venían de más allá del Atlántico; adelante lee lo que siempre has leído, escucha a los que siempre has escuchado, pero recuerda: ante ellos se rindieron, ante estos de que te hablo, sólo capitularon, la palabra no es poco, la diferencia es mucha, la distinción entre vivir en paz o vivir derrotado.

Pregunta ahora de nuevo, ¿quién ganó aquella guerra?, ¿quién tomó la capital?, ¿quién alzó su bandera desde lo más alto?, ¿quien conquistó desde el Volga hasta el Elba?, ¿quién ganó el Este para su bando?, ¿quién se quedó con las tierras que de Polonia tomó tras el cuarto o quinto reparto como si aquí nada hubiera pasado?, ¿quien obtuvo más después de haber luchado?

Si crees que la respuesta ya la conoces, responde ahora sólo a una, ¿quién perdió a veinte millones de seres humanos?... en verdad, tienen razón los santos cruzados, ellos solitos la ganaron, los otros… los otros sólo sembraron los campos.

9 de mayo de 2009

9.Mai Bronze o Acero


No es de bronce la sangre, ni la piel, ni el hueso, ni la carne.

Ni de acero las entrañas, ni las venas, ni los músculos.

No es de piedra la conciencia, ni el dolor, ni el valor, ni el sufrimiento.

Diez millones de granos para hacer una montaña de silencios, cuatro años de guerra y todos los demás para el olvido, poco a poco, lentamente, tira a tira, grito a grito, susurro a susurro, los borra el tiempo, los reclaman las fosas de los antiguos amigos, las tumbas de los camaradas caídos.

Dos colores, negro y amarillo, teñidos en sangre mate, en bala de cañón, vaina de pólvora, carcasa de granada y culata de fusil.

Viejos encorvados de relatos casi perdidos, una bala al frente, otra a la espalda, avanza, avanza, cruza la trinchera, el miedo, la alambrada, un terror para matar a otro, cruza un río, un valle, medio mundo hasta las ruinas de una ciudad que has de domar.

Di viejo soldado, de qué está hecho tu corazón, de bronce o de acero, ... o de dolor, todo entero?.

14 de abril de 2009

DritteR

No necesito colores, ni dos, ni tres, ni uno, ni cuatro, quedaos con todos ellos, colgadlos de los balcones, de los más altos torreones, del alma de vuestros fusiles, del extremo de vuestros cañones, o si acaso de cualquiera de vuestros ajados y añejos pendones, que yo no los necesito, tampoco, las patrias, los países, las naciones, o los rincones de castillos con blasones, pues me bastan campos llenos de flores.

Que sí, que vale, que vosotros sois excelsos vencedores, altos, apuestos, galantes y con finos bigotes de grandes señores, que los otros son los ateos, los fieros, los malos, los perversos, los titiriteros, los bolcheviques, los masones, los maricones, los adulteros, los pecaminosos, los truhanes, los malvados, los cabrones ... todos ellos, bien juntos haciendo el hatillo de los perdedores. Pues así visto lo uno, visto lo otro, no esta mal caminar entre traidores, de aquellos que vieron mundos que otros creyeron infiernos, que no, que no eran perfectos, que eran sólo soñadores, de esos que a veces queman, de esos que a veces matan, como todos, unos, otros, pero también había decentes de esos a los que matan, de esos que no dicen como has de vivir tu vida, sino cómo quieren vivir la suya, de esos que creen que viva la cultura, antes que la muerte, de esos que de casados prefieren a los que se aman, benditos o pecadores, entre mujeres o entre hombres, de esos que creen que a cada dios se reza según la propia nobleza, no por ley ni por certeza, de esos que creen que la lengua que se habla, solo vive si se escucha, del oído, al corazón y dentro, dentro hasta la entraña, de esos que creen que el tiempo que se para te mata, que cada día pasado en el que poco o nada ha cambiado es un día apenas usado, de esos muertos quedaron a cientos y a miles, en cunetas, en campos, en barracones, en senderos, en montes, en valles, en sucios callejones, de los otros también, no te lo niego, pero el odio en unos ya ha muerto y en otros, en otros va en aumento.

Ahora que ya sabes, suma, que de uno con dos o tres llegas a cuatro, y con diez no haces decena sino casi una quincena, sí, esa es la fecha, y uno, y luego dos, y aún más, hacen ya setenta y ocho uno tras otro, uno con otro, qué sí, que sale eso, suma bien y lo leerás, apura, apura el paso que ya estamos a un año de que venga otro, otro igual, otro mejor, que está aún por llegar, otro abril y otras flores, de tres o más, tal vez de mil, sí, de mil nuevos olores.

1 de abril de 2009

En abril las flores se olvidaron de salir


Caudillo y desalmado.

Jurad, mi buen señor, aquí bajo esta sagrada cúpula.

Jurad, mi buen señor, aquí sobre estas sagradas líneas.
Jurad, mi buen señor, aquí sobre estas calladas piedras.

Jurad, mi buen señor, que no habéis conspirado.

Jurad, mi buen señor, que no habéis traicionado.
Jurad, mi buen señor, que no habéis matado ni torturado.
Jurad, mi buen señor, que no os habéis levantado en armas contra la libertad.
Jurad, mi buen señor, que no habéis encadenado a un pueblo por cuarenta años.
Jurad, mi buen señor, que no habéis destruido el futuro en tres años.
Jurad, mi buen señor, que desde el polvo africano no habéis volado para doblar al pobre y al desamparado.
Jurad, mi buen señor, que no habéis colmado cunetas y caminos de cadáveres olvidados.
Jurad, mi buen señor, que no entraréis bajo palio.
Jurad, mi buen señor, que no estáis equivocado.

Jurad, jurad tranquilo, mi buen señor... que de perjuros están llenos los cielos.
Descansad para siempre, descansad, bajo vuestra losa de granito, por los siglos de los siglos. Amén.