14 de abril de 2010

Welcher Monat. Mein Monat

Ante todo siempre escucho, el camino, el tiempo, el viento y el agua, cada uno a su modo primero se calla y luego me habla, y me habla, me habla muy despacio, me cuenta el viejo cuento que el viejo cuenta como un cuento, una mañana de pronto, dormí súbdito de la nada y me levanté ciudadano del alba, era, sí, era verdad, que la gente gritaba, levanta, levanta, que ya es bien de mañana, la bandera se agitaba y un color no cuadraba, el tercero ahora era malva.

Buena era la espera, pero la muerte también aguarda que al que no se cuadra, y hace lo que se le manda, al que dice, por qué el perro ladra, recibe un bocado en el alma, y la mujer a la cocina, el labriego a su azada y el obrero a doblar la espalda, y el resto, el resto la boca callada, que sólo quien tiene bigote habla.

Recio el árbol que no se dobla, que resiste la marea, el vendaval que estalla, que cuarenta años espera, que aguanta el fuego, el rayo, la lluvia, y la tormenta que lo arranca de la tierra, pero que las raíces aprieta, clava sus garras con fuerza, que de la tierra nadie lo arranca, que llegará el día en que todo escampa. Y en los días que pasan, el rencor se calma, se olvida, se amaga, se entierra y se apaga, que sólo queda el recuerdo de besar sus huesos, de sentir sus gestos, de tenerlos entre los brazos prietos, muy prietos.

Imposible no llorar, no sufrir al recordar, los días que no tendrás, el padre, la madre, la hermana, el hermano, el amado y la amada, en el prado, en el muro, en la vereda, en la carretera vieja, en la carreta coja o en la cuneta seca, que el único dolor pendiente son las horas ausentes, la oportunidad perdida en no haber visto, ni oído, no haber tocado ni rozado, de sus labios las horas, de sus manos las caricias, las tiernas mañanas de despertar sin ganas, de un sueño que no acaba, todo cortado por una bala, porque sí, porque alguien quiere que la voz se calle, que calle el alma.

Larga la noche dormida, largos los años, uno a uno, lentos los días contados, que no quiero jueces ni engaños, sólo los huesos, los restos, los polvos dejados, los ojos mirados, los sueños amados, quedaos la patria, la matria, la tierra y el cielo, los aires, los mares, todos los lugares, los monumentos, los cuarteles, las calles, los ríos, los nombres, los hombres, los votos, los valles, pero dejadme tan solo arrancarle a la tierra, a los inocentes gusanos, los rostros que un día sin lágrimas me dejaron. Une ahora si has llegado al final de éste final el principio de cada principio, una sola, sólo una, y el mes ya está aquí, está en tus labios, letra a letra, pronuncialo con voz discreta que aún hoy hay a quien le afrenta, pero incluso en voz baja, sonríe, porque es tu vida y tu alegría, pon ahora el día, qué día... adivina, pero ten por cierto que se acabó la tiranía.