4 de septiembre de 2014

скорбящая мать.Καρδιά από γυαλί

Divino Marte, qué fácil lo tienen algunos para querer amarte, amarte tanto y en cualquier parte.

Se postran ante ti entregando sus ofrendas aquéllos que ansían portar de regreso al son de fanfarrias y triunfos, sobre sus honorables testas coronas de oro y laurel, más sólo acabarán de hinojos. Ya no queda nada del carnero y los dos bueyes.

Oh, tú, único dios vivo, único dios eterno, que cada siglo o cada hora te asomas al abismo de la pútrida historia.

Las madres te entregan hijos, y tú les devuelves cuerpos envueltos en sudarios.

Oh, divino marte, a veces es muy fácil odiarte.

Ave y por Júpiter.