Nombre casi de modisto para un hombre modesto, y molesto, en
absoluto, no me incomoda, antes bien me permite sentir cómoda la vida y
tranquilo el sendero, escuchar el redoble del tambor que no calla, pelar la
cebolla y sentir el agua salada de las lágrimas que la historia ha dejado
grabadas en todas mis pasadas obras, mientras por mis venas abiertas fluye la
sangre.
Y ahora presumir de ser algo más que un don nadie como si
los hubiera conocido, pero sin haber leído ni una línea de lo por ellos
escrito, pensar que tengo tiempo para empezar a hacerlo, justo cuando ya no
estáis, demasiado tarde para poder preguntar si en verdad os he entendido.
Eduardo und Günter, heute zusammen.