12 de abril de 2011

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El primer hombre después del mono, el primer mono después del primer perro.

De la tierra a los cielos, para ver desde lo alto que no hay líneas sobre la tierra, hay mares y océanos, nubes blancas y blancas arenas, bosques y campos. No vio dioses, ni ángeles, ni arcángeles, ni querubines, ni niñitos con alitas, ni escuchó el tintineo de sus inventadas liras, ni tan siquiera durante un segundo pudo disfrutar del lujurioso Olimpo, solo un vacío negro, negro y hermoso, negro e inmenso, inmensamente cubierto de leves motas, planetas, cometas, anillos, astros, y estrellas brillantes, y un sólo sonido, el de su agitado aliento, el de su entrecortado jadeo, el de su corazón latiendo, y en un segundo se olvidó del miedo, porque nadie antes vio el mundo como lo vio él en aquel momento, ese momento en que morir no importa, en que morir es poco, por alcanzar la gloria.

El primer hombre después del primer mono que puesto en pie caminó derecho. Mas, no temáis, es de los nuestros, es el primer hombre soviético. Es Yura sonriendo.

12.04.61.5.30