7 de octubre de 2011

SecundaPars.OstPars. Wand, UnsereWand.

Ahora que los dos son para siempre uno, ahora que pronto nadie recordará cuales eran los cuatro cuartos, ni que hubo una segunda parte y todos aprovecharán para decir que segundas partes nunca fueron buenas, ahora tal vez sea buen momento antes de que el otoño frío y húmedo entumezca nuestro cerebro y la niebla nos consuma en el olvido, tal vez ahora sea buen momento para pensar en lo que no supimos hacer...



por qué no supimos explicar que sería un buen comienzo aquel 1949, por qué no supimos entender que se acabaron los nobles, los señores y que todos seríamos héroes de los mismos colores, que habría respeto y solidaridad sin importar la raza, la vida o el lugar, por qué no supimos comprender aquel 1953 que no se puede doblegar el acero que levanta un país con todo su esfuerzo mientras intenta olvidar sus errores, sólo para que alguien presuma de nuevos logros, por qué no supimos parar los tanques bajo los tilos para entender que los camaradas eran ellos que pedían un resquicio al descanso de aquel junio entre hormigon y ladrillo, por qué no supimos explicar que aquel muro no era necesario porque no se puede atar lo que ansía moverse libre, por qué no fuimos capaces de hacer entender que es fácil tener y poseer de las cosas más de mil aunque nada de ello se necesite, pero que es más justo que todos puedan vivir, por qué no supimos hacer comprender que el estado eramos todos, que el estado eran los obreros, que eran los campesinos, los soldados, los ingenieros, los mineros, todos los que eran lo eran , por qué dejamos que nos separaran aquel agosto de 1961 con alambre y espino siendo hermanos, padres, madres, hijos e hijas, por qué no supimos hacer entender que un pueblo es todo ser humano y que si uno huye por su propio beneficio el resto queda herido, que si uno está encadenado, nadie más podrá volar lejano, que si uno es atormentado, oprimido o perseguido, nos deja el alma muerta a los que miramos sin compartirlo, por qué no supimos aceptar en qué fallamos, en qué nos equivocamos, por qué aquel noviembre de 1989 no luchamos y resistimos en aquello que estamos acertados, por qué dejamos que el trabajo de un país alimentara a unos pocos y engordara a algunos menos, para luego quedarnos sin nada y además tener que bajar la mirada, por qué aceptamos que Karl es menos que Klara.

Así pues llegó la hora en que habrá que recordar a todos cuantos bajo el haz de centeno, el martillo y el compás vivieron, a los que entonces por vivir en un mundo enfrentado perdieron la libertad o la vida, pero también a todos los que después de haberlo dado todo, de haber creído que era posible un mundo mejor y en paz, hoy son privados de todo cuanto lograron después de cuarenta años, sin poder siquiera quejarse, que los vencidos callan y otorgan ... sabed pues vencedores y también vencidos, que aún hoy, en algunos día de otoño, quizás porque sean grises los días, y frías las noches, algunos preferimos mundos extraños e imposibles donde campesinos y obreros llegará el día en que vivan en paz y sosiego, sin que ésta sea la paz del dinero ni la del miedo, ni la de los cementerios.