Pom,
pom, pom, sueña el dragón, sueña el dragón, volando veloz entre las nubes,
entre colinas y entre los valles, sobre el arroz. Pom, pom, pom, sueña el
dragón, volando sin alas que no le hacen falta que con su energía le sobra y le
basta, cruza las dunas, los ríos, los mares, flota en el aire y vaga sin rumbo
luciendo bigotes de látigo y fuego.
Pom,
pom, pom, sueña el dragón, y tiembla la tierra que sólo percibe su sombra
ligera que como una anguila surca los cielos y nubla la tierra, sueña el dragón
que oculta la luna y eclipsa la luz cegadora del sol amarillo que surge del mar
entre murmullos de alivio.
Pom, pom, pom, sueña el dragón respirando profundo
y dormido agitando su vientre tumbado en la cueva que llegará el día en que
despierto y sin prisa al ritmo del tiempo que gira y que gira, no habrá en las
alturas ningún animal, ni tan ser siquiera que pueda volar y surcar con su
fuerza, todos los aires de todos los reinos, y plantado en su trono en el
templo dorado, bufando con sorna, gritará en un bramido: Sólo uno bajo el
cielo, diez mil años de existencia para el Territorio del Medio.