29 de octubre de 2013

Πλούτωνος

Me comeré el carbón arrancado a golpes de martillo y picaré las entrañas de las montañas hasta alcanzar su corazón herido, y entonces de su interior como un bramido, me responderá a gritos con su aliento fétido de muerte negra, o derrumbará sobre mí la lóbrega bóveda que sostiene el reino de hades. 

Se volverán negros mis pulmones de tragar a borbotones el polvo grisáceo y plomizo que vuela de la roca al suelo, y al final, un día, a través de la jaula se verá el rostro ennegrecido de unos ojos blancos y albinos que acompañarán mi cuerpo tendido, cubierto con una manta, y cuando mi mano caiga sobre el lado de la vía junto a los vagones repletos, apagarán, al ver la luz del día, las tristes linternas de sus cascos mineros.