9 de octubre de 2013

Sandez (SandesSohn)

Ahora descanso sobre la arena, y no siento ni un grano bajo mi piel, ya pálida, antes negra, veo el cielo blanco, tal vez verde, todo cubierto de plástico, veo la cremallera que lo une y separa en dos partes, y me pregunto quién sabrá si he llegado, cuándo llorarán mi ausencia, si alguien sabrá mi nombre siquiera.
Ahora sé que no moriré de hambre, que no moriré de pena, que no será la malaria, ni el cólera, ni la tuberculosis, que no moriré en la guerra, que no acabaré en la calle, pidiendo pan y una moneda, que no caeré de un andamio, que no me explotarán engañado, porque sé que ya he muerto, y sólo una vez se muere.
Ahora vendrá alguno de esos dioses del cielo que pueblan esta perdida tierra, para recoger mi alma mientras llega la vida eterna, y así vivirán otros con su conciencia tranquila, porque se cumplirá su deseo ése que dice que dios aprieta pero no ahoga.